sábado, 21 de mayo de 2011

Un páramo.

El pasado 2 de mayo salí en los papeles. Sí señor. Me llamaron del diario La Verdad de Murcia y me hicieron una serie de preguntas, donde me despaché a gusto. El resultado en sí no fue malo, pero tengo que decir que me podaron bastante lo que dije, yasí que aprovecho para dar mi opinión en este blog donde posteo de vez en cuando.



Gracias a @pacoperan y a @danielamyca que me mandaron la foto


La noticia aparece aquí.
Hablábamos el periodista Manuel Madrid y yo de la Región de Murcia, en un contexto en el que el padrón de murcianos en el extranjero se ha disparado en tiempos de crisis.
Pues efectivamente, el titular suena bien: “Los jóvenes tienen que saber de que van a vivir mañana”. La frase completa (mi frase) era “Este modelo está agotado. La gente en la Región de Murcia no sabe de que va a vivir. Los jóvenes tienen que saber de que van a vivir mañana”, y como ejemplo citaba casos de másters que no tienen matriculados suficientes simplemente porque la gente ignora cuál va a ser el Mercado laboral de aquí a unos años.

Es como yo lo veo, tal y como me lo dice la gente. La Región de Murcia es un páramo. Un páramo. Hemos tirado por la ventana unos años de crecimiento, sabiendo que se iba a acabar. La Región esta acostumbrada a la economía extractiva, ya sea de la agricultura, la pesca-piscifactoría, las minas, el ladrillo o lo que toque. Y en vez de haber aprovechado para cambiar el paradigma y hacer de la Región una economía simplemente sostenible, es decir, que pueda alimentar a varias generaciones, lo que hemos hecho estos últimos años es devastar el territorio y sus recursos. Porque la construcción ha sido un tiro errado.
Otra cosa que le dije a los periodistas es que no empezamos desde cero, sino por debajo de cero. Porque el endeudamiento de las empresas, de las familias, de las administraciones, es asfixiante y así no hay quien empiece nada. Y porque las entidades de crédito siguen igual de asfixiadas tras haberse embarcado en aventuras delirantes (y por cierto, no cambian los consejos de administración, en Murcia no dimite más que el Obispo, tiene narices). Y porque nadie sabe donde están los “sacos de perras” que se ganaban hasta entrado 2007. Los empresarios creían que iban a bajarse del tren antes de darse el morrón, y descubrieron que no iban en un tren que descarrila y te bajas, sino en un barco que se hunde y que te vas al abismo con él.

Este enorme pasivo financiero se complementa con otros pasivos no menos gravosos, que son el ambiental, el social y el del conocimiento. Tenemos el territorio hecho literalmente unos zorros, y lo que no ha sido destruido sigue amenazado. Ver la Marina de Cope sin ir mas lejos. Por no hablar del certificado de defunción de la huerta de Murcia, donde la puntilla ha sido el enviar a toda una generación entera a vivir en las pedanias. El terremoto de Lorca ha terminado de poner al descubierto nuestras vergüenzas, derrumbando edificios construidos durante el boom inmobiliario. Es decir, que ni el consuelo de tener casas de calidad nos queda.

Pasivo añadido es la enormidad de infraestructuras puestas al servicio de esos mismos desarrollos urbanísticos. Once autovías se pueden contar en la Región de Murcia. Son muchas. ¿Para dar servicio a quién? ¿Y para qué queremos un aeropuerto en Corvera en lugar de vías de tren modernas y eficientes para comunicarnos con los aeropuertos disponibles? ¿Quién paga la factura de esa fiesta ahora?
Y seguimos con los números rojos, esta vez en lo social. La Región de Murcia ha sido una tierra más o menos igualitaria, pero el boom del ladrillo y del dinero fácil del ultimo quinquenio ha sido el detonante de una fractura social que veremos como termina: Escuelas privadas en su mayoría religiosas pretendidamente elitistas versus escuela publica asfixiada un año tras otro; parados de larga duración que no ven la luz al final del túnel; una generación entera expulsada del mercado de la vivienda; llamada a decenas de miles de inmigrantes a los que se explota sin miramientos, con cero políticas de integracion, y a los que ahora no se les puede dar la patada como nos gustaría; y lo que es peor, una opinión publica que piensa que esa es la única manera de hacer las cosas.
Si a eso sumamos que la Región de Murcia ha encabezado España en abandono prematuro de la enseñanza, motivado por el dinero fácil, y sumamos también que no se ha hecho nada por la industria en la Región sino ponerla al servicio del ladrillo, el resultado salta a la vista: es normal que no se pueda levantar cabeza, mas que nada porque no hay cabeza que levantar.

Esa era mi opinión. Una opinión de alguien que se fue de la Región movido por un trabajo en el que pudiera realizarme como persona, pero también donde pudiera servirla.

Este post va a darme a conocer, dado que hasta el momento prefería permanecer en un discreto segundo plano ya que lo importante del blog, creo, es lo que se escribe y no la persona que lo dice. Pero creo que la cosa cambia. Es normal que me haya unido a ese movimiento de gente indignada que acampa por las calles. Tengo una buena casa y un buen sueldo, y me puedo dar con un canto en los dientes, pero no estoy en mi tierra. No se que habría sido de mi si me hubiera quedado allí. Simplemente seria un ciudadano cabreado. Uno más.
Tengo familiares en paro. He visto la devastacion, aunque procuro no mirar todo el tiempo. Amo una Región que entiendo que se encuentra, si no al borde del precipicio, al fondo del precipicio. Y creo ver que también tiene posibilidades. Le dije al periodista que me pusiera las cosas positivas sobre todo, porque quería contar algo positivo.
Este domingo se vota. Yo ya se que estamos en jornada de reflexión. Mi reflexión es que no se puede, no se debe votar a quienes han hecho que lleguemos a esta situación, y yo lo tengo claro.